DEPARTAMENTO DEL VAUPÉS
El departamento de Vaupés ofrece innumerables atractivos turísticos desde el punto de vista natural, cultural y científico. Las características físicas de la región hacen del Vaupés un departamento de gran interés turístico, por la belleza de sus paisajes naturales y la riqueza de fauna y flora, que es agradable a los visitantes nacionales y extranjeros.
Entre los lugares más visitados son el río Cuduyarí, y desde el punto de vista arqueológico los petroglifos.
el rio Cuduyari es uno de los diferentes ríos que bañan el Departamento del Vaupés, este río tiene un recorrido aproximado de 71 kilómetros. Desemboca muy cerca de Mitú. Su principal atractivo se encuentra en las rocas petroglifos del Cuduyari.
Es un atractivo turístico del Vaupés por los petroglifos que allí se encuentran de igual forma se puede apreciar una gran biodiversidad de flora y fauna, existiendo especies únicas de esta región y brindando una espectacular belleza natural.
Los ríos y caños del Vaupes son de difícil navegación, lo que ha permitido conservar en gran medida los recursos naturales y humanos de la zona; por esta razón los ríos del Vaupés son verdaderos espectáculos de belleza natural.
Por petroglifo debe entenderse, antes que nada, una representación gráfica tallada en roca por grupos humanos antepasados. Distinto del pictograma, que es una imagen dibujada o pintada sobre una superficie rocosa. Sin embargo, ambas manifestaciones hacen parte de una categoría más amplia conocida como ‘arte ruprestre’.
Se deben distinguir también de las formaciones rocosas, las cuales son producto de procesos geológicos y en los que no interviene el hombre. La palabra petroglifos, pues, proviene de los griegos ‘petros’ (piedra) y ‘glyphein (tallar).
Recientes investigaciones, así como crónicas de exploradores y de viajes, señalan que el territorio que hoy comprende el Vaupés fue habitado en principio por diversas comunidades indigenas, como los Tukano, Siriano, Desano, Baranzano, Yurutí, Tujyuca, Piratapuyo, Cubeo, Curripaco, Guanano, Taiwano, Makú Bará, Macuna, Pizana, entre otros.
Aunque con diferencias culturales y quizá lingüísticas, estos pueblos compartían un mismo mito de la creación del mundo: el de la inmensa serpiente anaconda que, remontando el río Vaupés con los indígenas en su lomo, repartió a cada comunidad un territorio específico en el cual asentarse.
Este mito, justamente, el de la serpiente originaria, es el que predomina en los petroglifos encontrados hasta el momento, principalmente en la cuenca del río Cuduyarí pero repartidos también en las riberas de otros como los ríos Pira Paraná, Yuruparí, Mandí, Waracapurí, Tipiaca, Yaparé, Yutica, Carurú, Arasa, Yapú, Umarí y Micura.
Se han encontrado, además, otras imágenes talladas que bien podrían agruparse en un segundo grupo, pues al parecer tenían la función de trazar límites territoriales entre una comunidad y otra.